¿A quién no le gustan los churros? Y si encima van acompañados de un buen chocolate, ni te cuento. A mi la receta me la enseñó mi amuma que era una gran pastelera (aunque no se dedicaba a ello). A los peques les encantan los churros, pero procuramos hacerlos muy de vez en cuando o en ocasiones especiales porque tienen un alto nivel calórico y de colesterol. A continuación os dejo la receta por si queréis daros un caprichito de vez en cuando. A disfrutar!
Ingredientes
-un vaso de agua
-un vaso de harina
-una pizca de sal
-la punta de una cucharada de levadura
Comenzamos
Pon el agua y una pizca de sal a calentar en un cazo, cuando este bien caliente retíralo del fuego y ponlo sobre una tabla de madera. Echa el vaso con la harina y la levadura rápidamente al cazo con el agua y remuévelo todo con una cuchara de madera. No pares de remover, la masa cada vez se hara más pesada, cuando ya veas que no hay grumos de harina y has conseguido una masa consistente que te cueste mover ya está. Tápala con un trapo mientras preparas la churrera.
Pon el aceite a calentar y mientras, engrasa la churrera con un poco de aceite y vete metiéndole la masa. Si no tenéis churrera podéis hacerlo con una manga pastelera o en su defecto aplastar la masa como si fueran tortas y freirlos así (antes de echarlos al fuego pincharlos con un tenedor para que no se inflen y exploten). Sácalos a un plato que tenga una servilleta de papel para que escurran allí el aceite.
Los puedes servir con o sin azúcar, como más os gusten.
On egin!
